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Pedro Francke: "La Democracia y el Congreso del Frente Amplio"

Publicado: 2015-07-17

El próximo 18 y 19 de julio en Villa El Salvador se llevará a cabo el Congreso Nacional del Frente Amplio. La construcción de una democracia de bases enfrentará una nueva prueba

La mayor parte de organizaciones políticas en el Perú no tienen interés alguno en la democracia interna. Pedro Pablo Kuczynski ha llegado al extremo de llamar al partido por sus propias siglas, PPK, dejando muy claro quién es el dueño del negocio. El “Vicepresidente” de su partido, es su marketero, especialista en publicidad dedicado a vendernos el producto “PPK”. Ninguna reunión de bases decide sobre su plan de gobierno o su política de alianzas y los que hacen su campaña son trabajadores pagados, algunos poco y sin derechos como denunció esta revista, otros como Favre contratados por cifras de 6 dígitos pagadas en cuentas en el exterior. Qué elecciones internas ni que ocho cuartos. El candidato de la “modernidad económica” seguramente piensa que la democracia es cosa de griegos, y renegará el que ya acabamos de ver en qué termina eso, con la gente poniendo sus derechos antes que los pagos a los banqueros.

Coincide un buen poco con Fujimori, cuyo símbolo electoral es precisamente la misma K de Keiko (ahora compitiendo con la de Kuczynski). Los problemas del fujimorismo son las discusiones entre Alberto y Keiko; todo queda como en casa, aunque la casa del primero sea llamada cárcel aunque él esté allí solito de manera privilegiada.

Los candidatos con apellido nacional tampoco se diferencian de los hijos de extranjeros: García, Toledo y Heredia son tres dictadores en sus propios partidos. ¿O alguien cree que en el Apra puede haber otro candidato o alguien puede siquiera insinuar una sombra sobre García? ¿No hemos visto acaso como la pareja Humala-Heredia despreció a su propio partido apenas llegaron al poder y en realidad desde antes usaban fondos partidarios para fines personales?

SI IMPORTA

La cuestión es que este asunto sí es importante. Muy importante. Tremendamente importante.

La democracia nunca ha sido fuerte en nuestra patria. Todo el siglo XX el Perú estuvo lleno de democracias cortas y dictaduras largas. Cuando empecé a tener conciencia política vivíamos bajo la dictadura de Morales Bermúdez, a quien con un poderoso movimiento popular forzamos a que abriera paso a la democracia. Pero luego del desastre total de Don García I marcado por la hiperinflación y Sendero Luminoso, Fujimori nos regresó a la dictadura, con Montesinos y corrupción incluida (y Keiko también!).

A poco de empezado el nuevo milenio nuestras esperanzas regresaron, pero la democracia en estos 15 años ha sido enclenque y deformada, crecientemente corroída por los lobbies de la CONFIEP y la concentración de medios de comunicación. Toledo, García y Humala, en vez de defender la democracia, profundizarla y ampliarla, renegaron de sus posturas previas y de sus promesas electorales, se arreglaron y/o inclinaron ante los grandes intereses y firmaron TLCs para rubricar que quienes gobiernan acá no somos los peruanos.

La necesidad de un cambio de rumbo en la política nacional es compartido por millones. Creemos que es posible una política económica que priorice el empleo digno a las utilidades de los poderosos, que considere que nuestros recursos naturales no son solo oro para extraer y mandar al exterior sino una biodiversidad que cuidar y aprovechar creativamente, que la salud y la educación debieran ser derechos por los que los gobernantes deben tomar como el deber más sagrado que cumplir, que la corrupción debe combatirse con firmeza, que los niños merecen respeto y atención, que el transporte urbano puede ser mejor que una selva de cemento llena de fieras y que se puede hacer obras sin robar.

En lo que los peruanos no concordamos es en la importancia de la democracia. Las encuestas lo dicen: somos el país latinoamericano en el que la gente se siente menos satisfecha y menos comprometido con esta idea de que las decisiones sobre lo público deben ser consultadas, discutidas y aprobadas por el pueblo, y no solo impuestas por el gobernante de turno y los poderes fácticos apenas ocultos.

Hay una ideología detrás de este comportamiento. El neoliberalismo nos ha inculcado que lo mejor es que cada quien baile con su propio pañuelo, que solo nos preocupemos de la público cuando nos tocan el bolsillo o cuando nos afectan directamente y que el camino de progreso es contratar guachimán en tu barrio, colegio privado para tus hijos y tener un buen colchón de plata en un banco por si algo malo pasa. Lo público importa poco y no hay que dedicarle atención ni esfuerzo.

El otro lado de esa medalla es este: cada 5 años votas, a menudo con desconfianza o resignación, y si fuiste tan tonto como para creer que el caudillo de turno iba a resolver los problemas o, en la ilusión máxima, darle un sentido de nación a este grupo de desconcertadas gentes que llamamos Perú, pues bien iluso eras. Varias veces, muchos lo fuimos. Pero si alguien tenía dudas que seguir a un caudillo no era el camino, ya Ollanta nos las despejó todas, todititas, brutalmente.

EL FRENTE AMPLIO Y SU CONGRESO

El reto es recuperar la esperanza soñando en grande y tomándonos nuestros sueños en serio (frase robada de Pablo Iglesias). Ya no basta soñar con ese cambio que anhelamos pero creyendo también que no hace falta hacer mucho porque llegará algún ídolo de las multitudes a quien seguir para que haga el trabajo por nosotros. No, tenemos que soñar que hacemos los cambios juntos o no se hacen. Hoy soñamos en grande que hay esas ganas, esa fuerza, ese espíritu poniéndose en movimiento y saliendo adelante en los jóvenes que no quisieron ser pulpines, en los sindicalistas que resisten los despidos y en los agricultores y campesinos que se niegan a que Conga o Tìa Marìa les robe sus medios de vida.

Nuestro sueño representa un enorme reto. Porque el caudillismo no es nada nuevo en el Perú; el inicio de nuestra historia republicana estuvo dominado por él incluso mucho más que lo que vemos hoy, pero incluso nuestra historia pre-colonial tiene este signo y Pachacútec fue un gran caudillo militar. Por eso es tan difícil ir contra esta estructura mental que la tenemos arraigada desde hace tantos siglos

Roma no se hizo en un día. Aunque sea obvio, la frase tiene sentido: construir algo grande requiere tiempo y esfuerzo. Derrumbar el caudillismo y construir una democracia verdadera, de bases, no es poca cosa y exige ese empeño.

El Congreso del Frente Amplio es solo un momento en esa lucha. Este Congreso es un evento que, como el salmón, va contra la corriente, contra el autoritarismo y la verticalidad. Pero que afirma con convicción la democracia, construida de manera colectiva y solidaria, con debate fraterno y con elecciones primarias de convocatoria abierta.

(articulo publicado en Hildebrandt en sus Trece del pasado viernes 10 de julio 2015)


Escrito por

Movimiento Tierra y Libertad

Tierra y Libertad es un nuevo movimiento político de izquierda, ambientalista, pacifista y demócrata radical


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Movimiento Tierra y Libertad

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